El español tira de la emigración


- La Nueva España - Diario Independiente de Asturias

España tiene una lengua internacional que actúa como un recurso de potencial inmenso en el fenómeno migratorio. Hay otros países más ricos, con menor índice de desempleo, incluso más atractivos, pero la tasa migratoria llega a multiplicarse por 2,7 si ese país tiene el español como lengua oficial. Además, el dominio del español mejora el acceso al empleo -los inmigrantes hispanoamericanos ganan un 15 por ciento más de media que el resto-, facilita que se pueda acceder a trabajos de mejor calidad y propicia, asimismo, la movilidad ascendente.

Partiendo del hecho de que el conocimiento de la lengua del país de destino supone un recurso laboral y profesional de primer orden, en el caso del español su fuerza es enorme, superior incluso a la del inglés en la emigración dirigida a los Estados Unidos.

Éstas son algunas de las conclusiones del estudio «Emigración y lengua. El papel del español en las migraciones internacionales», dirigido por Rodolfo Gutiérrez, catedrático de Sociología de la Universidad de Oviedo, y José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. La obra forma parte del proyecto de investigación «Valor económico del español: una empresa multinacional», que promueve Telefónica.

Desde el punto de vista de la investigación sociológica, los directores destacan la novedad de que tres de los capítulos -«La lengua en la selección de los mercados de destino», «Las habilidades lingüísticas en español de los emigrantes» y «Logros laborales de los inmigrantes económicos en España»- son primeros análisis sobre los datos de la encuesta nacional de inmigrantes de 2007 que el Instituto Nacional de Estadística dio a conocer recientemente.

Esta influencia positiva del conocimiento del español en el terreno laboral se da tanto en hombres como en mujeres, pero siempre que se controlen otros factores como el nivel educativo, la edad, la duración de la estancia, la nacionalidad, el estado civil y la existencia de una oferta de trabajo previa a la llegada a España, según apunta Rodolfo Gutiérrez. El diferencial puede alcanzar hasta un 30% a favor de quienes hablan bien el español, aunque de este porcentaje sólo el 10% se atribuye en exclusiva a la competencia lingüística.

Los inmigrantes que llegan a España sin conocimiento de la lengua, pero que proceden de países que tienen como idioma materno una lengua romance, adquieren rápidamente un buen nivel de español. Es fácil, señala Rodolfo Gutiérrez, que en dos o tres años lo hablen bastante bien. Esos inmigrantes no procedentes de un país de habla hispana suelen tener menos contacto con el país de origen, un porcentaje superior de permisos de residencia permanente, viven en zonas con menos problemas y sus hijos consiguen niveles educativos más altos, superiores incluso a los de los inmigrantes hispanos.

No ocurre lo mismo con los ciudadanos procedentes de países de África y Asia, la mayoría de los cuales no consigue un buen nivel de idioma. Un tercio de los emigrantes que llegaron hace diez años todavía hoy tiene un nivel muy deficiente de español.

En los últimos diez años, España ha recibido unos seis millones de emigrantes y ha nacionalizado a más de medio millón; en total, casi siete millones. Es uno de los países europeos donde mayor es la tasa de población inmigrante. Asturias es una de las comunidades con menor número. Según los últimos datos del padrón publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de extranjeros en el Principado es de 47.119 (un 3,8 por ciento de la población empadronada). Ecuador, Colombia, Brasil, Portugal, Marruecos y Rumanía son los países de procedencia más habitual en nuestra comunidad autónoma. Pero, en porcentajes más pequeños, los centros educativos asturianos tienen alumnos procedentes de ochenta países.

La educación de los niños y de los adolescentes de segunda generación se presenta como un asunto central en el proceso de integración de la población inmigrante. La diferencia entre los hijos de los hogares en donde los padres no hablan español y los que son de lengua materna va del 33% al 44%, muy importante si se tiene en cuenta que se trata del nivel de escolarización obligatoria y de un tramo de edades a partir de las cuales ya no es probable que se complete ese nivel si no se ha conseguido ya.

No obstante, el conocimiento de la lengua no garantiza mayor integración. Es un factor importante, pero no el único. En el estudio se subraya con insistencia la importancia que tiene en este sentido el nivel de educación de la segunda generación. A mayor nivel y mayor porcentaje, mejor integración. A día de hoy, la influencia de la lengua española es más positiva en los logros laborales que en los relativos a la integración social.

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