Los expertos coinciden: la congelación salarial no ayuda a salir de la crisis

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El secretario general de la CEOE, José María Lacasa, ha abierto la caja de los truenos al plantear que habría que revisar la subida salarial pactada para 2012 en el Acuerdo para la Negociación Colectiva 2010-2012, algo que los sindicatos rechazan ya que consideran que detrás de esa llamada a la moderación, planteada con fines altruistas (capear el temporal y salvarse de la crisis) se esconde la verdadera intención de la Confederación de Empresarios: congelar los salarios.

¿Es efectivo congelar los salarios en tiempos de crisis?

Sí, porque las empresas necesitan contener los sueldos. No, ralentizaría el consumo. Puede servir si los empresarios se comprometen a invertir en crear empleo.

La propia secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez, ha criticado esta propuesta porque no es equilibrada ya que es "unilateral" y solo pide sacrificios "a los trabajadores" cuando para salir de la crisis se necesitan "renuncias de todos". Rodríguez, además, ha recordado que este tipo de pactos sobre los salarios deben ir acompañados del compromiso de los empresarios de reinvertir los beneficios en la creación de empleo.
¿A cambio de qué no crecerían los salarios?
Pero, ¿qué opinan los economistas sobre una posible congelación o moderación salarial? ¿Se trata de una medida efectiva en tiempos de crisis?

Para el profesor de Economía Aplicada José María Mella, de la Universidad Autónoma de Madrid, "la congelación de salarios tiene un efecto inmediato negativo sobre el consumo y crecimiento de la economía".

Para este profesor "ya se han ajustado bastante los salarios tanto en el sector privado como en la administración pública" y hay que ser "especialmente cuidadosos con este tipo de medidas que pueden frenar las vías de crecimiento". "La política de austeridad es como si uno se pusiera a régimen para adelgazar", explica, pero "hay que prestar atención para no caer en la anemia. Y una economía anémica no puede crecer para acometer las demás tareas: consumo, inversión, exportación…".
Contribuiría a prolongar una situación de crecimiento lento
Parecida opinión comparte el profesor Santos Ruesga, director del Seminario de Economía de la Fundación Ortega y Gasset, para quien una medida así, "en un contexto de recesión económica, aunque técnicamente no se pueda llamar tal, contribuiría a prolongar una situación de crecimiento lento" al empeorar precisamente los puntos más débiles de la economía española: "la demanda privada y el consumo públicos están paralizados". Para este experto, esta medida, "solo tendría cierta efectividad si hay un acuerdo social para aplicarlas", pero, en cualquier caso "aplicadas en general no tienen capacidad de generar empleo". Otra cosa distinta sería "su aplicación puntual para frenar la destrucción de empleo en una empresa con una situación claramente crítica", explica.

Rafael Muñoz de Bustillo, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca también entiende que la aplicación de estas medidas "no pueden ser unilaterales" y tienen que conllevar "una contrapartida". "¿A cambio de qué no crecerían los salarios y no crecería la capacidad adquisitiva?", se pregunta. "Tendría que haber un proceso de reinversión en la creación de empleos. Si eso no se diera habría no solo un problema de justicia distributiva, sino también sería cuestionable como medida para salir de la crisis".

Otra vez el consenso parece la mejor herramienta. "En los sistemas de negociación colectiva existen los mecanismos para que se produzca la contención salarial puntual en un contexto de crisis. En la actualidad, y también en el pasado, los sindicatos han dado grandes muestras de responsabilidad al respecto, pero cuidado con este tipo de medidas porque 'A río revuelto, ganancia de pescadores'".
La alternativa, la reestructuración empresarial

El profesor Mella propone algunas alternativas que se pueden adoptar antes que recurrir a la asfixiante congelación salarial: "Identificar las bolsas de fraude. Los inspectores fiscales se han cansado de decir cómo hacerlo, pero falta la voluntad de querer. Entonces habría cuentas públicas saneadas sin mermar el gasto".

Ven al trabajador como un gasto, no entienden que es un activo más de la empresa
Y añade algo un poco más revolucionario: "más reforma empresarial, en lugar de tanta reforma laboral". "Una buena parte de los empresarios españoles, no todos, tiene una cultura atrasada. Ven al trabajador como un gasto, y se dicen, si puedo prescindir de él, prescindo. No entienden que es un activo más de la empresa y si el trabajador está contento, y se le forma, trabajará mejor y será más productivo. Si no se le forma no podrá incrementar su productividad, lo que repercutirá en la productividad global de la economía", y concluye con una frase que probablemente muchos de la CEOE no compartan: "Hay que cambiar la mentalidad empresarial. Hay que acabar con la cultura del beneficio rápido, que no contempla la empresa como un conjunto de personas motivadas, con un futuro ilusionante".

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