La gestión de la inmigración marcará el futuro de España


España tiene un problema demográfico severo, con un envejecimiento y disminución de población notable, hasta el punto de que sin la población inmigrante sería inviable garantizar nuestras pensiones a medio plazo y un progreso económico adecuado que permita la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar.
La inmigración, por tanto, no es solo un fenómeno inevitable por las enormes diferencias económicas, sociales y políticas entre las distintas zonas del mundo, sino que resulta imprescindible para nuestra propia supervivencia. El reto, pues, es gestionar bien los flujos migratorios para evitar los efectos perniciosos de unos movimientos masivos e incontrolados de población provocados por distintas causas, ya sean económicas o por causa de conflictos bélicos como los ocurridos últimamente a las puertas de Europa.

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